En la segunda mitad fue casi la misma tónica Madeirense proponiendo mas fútbol tratando de atacar mas mientras que a Peñarol no lograba crear peligro real al marco del local, al minuto 77 una desatención en defensa tras un centro propicio el gol que a la postre seria el de la victoria para el local cuando de gran clase el jugador de Madeirense la coloco suave de cabeza al palo contrario de Samuel Rodríguez y el balón entro casi en cámara lenta.
Ni los cambios, ni los incesantes gritos del profesor Henry buscando de corregir los errores y alentar a sus pupilos pudo lograr efecto. Abra que revisar bien al equipo, el planteamiento de juego y buscar la formula que los lleve a jugar mas colectivo, donde creen peligro de verdad, se pruebe de fuera del área para lograr mejor efectividad en ataque, los centros no caigan en las cabezas rivales y sobre todo la defensa tendrá que poner mucho mas esfuerzo, concentración y aprender a salir o tocando al pie del compañero o por los laterales con efectivos pases largos.
DEBUTANDO CON EL CARBONERO